miércoles, 16 de febrero de 2011

Coricancha y el Convento de Santo Domingo

Es el templo Inca sobre el cual fue construido el Convento de Santo Domingo. El recinto de oro, como era conocido, era un lugar sagrado donde se rendía pleitesía al máximo dios inca: el Inti (Sol), por lo que sólo podían entrar en ayunas, descalzos y con una carga en la espalda en señal de humildad, según lo indicaba el sacerdote mayor Willaq Umu. El frontis era un hermoso muro proveniente de la más fina cantería, decorado únicamente por una banda continua de oro puro de una palma de alto, a tres metros del suelo, y un techo de paja fina y delicadamente cortada. Las piedras que componen el templo tienen un leve almohadillado en los lados que expresan la sobria estética de la construcción en el Imperio inca. Antiguamente no existía el atrio triangular que sirve de entrada al templo colonial y el muro giraba en ángulo recto hacia la calle Ahuacpinta (Awaq Pinta), la cual aún conserva un tramo del muro original de casi sesenta metros de largo. En el lado opuesto a esta calle, el muro se hace curvo al girar más de 90 grados, y continúa con una curva suave que fue cortada durante la construcción del templo. El muro del Qurikancha coronaba un sistema de andenes que bajaban hasta el río.



Coricancha

El Coricancha quizás no llegó a ser la edificación más grande construída por los Incas, pero por tratarse del templo del Sol, fue el más venerado y respetado.

Santo Domingo

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